Un mantenimiento constante de la temperatura en invierno.

Gracias a los nuevos sistemas de calefacción te permiten programar la temperatura en el hogar. Esto evita que se produzcan elevados picos de temperatura, los cuales suponen un importante gasto de energía y, por lo tanto, mayores gastos en general. De esta manera, mediante los sistemas domóticos, puedes ahorrar mucho más.

Un ejemplo de domótica en el hogar es que puedes programar la calefacción para que se encienda solo cuando haya una bajada de temperatura, a unas horas determinadas o mantenerla a una temperatura optima durante las horas del sueño.

Así mismo puedes hacerlo con el aire acondicionado.

Controlar la iluminación.

Un hogar inteligente te permite controlar el encendido y apagado de la iluminación y los aparatos enchufados en todo momento y a distancia. Por ejemplo, puedes controlar la intensidad lumínica, o asegurarte de que las luces no se queden encendidas cuando sales de casa. También puedes comprobar si te has dejado algo enchufado, o apagar el enchufe si no te encuentras cerca de él.

En definitiva, ésta es otra forma excelente para reducir el gasto energético de tu hogar.

Sensores de movimiento.

Esta tecnología es muy buena ya que nos permite incorporar sensores de movimiento. Te sirve tanto para mantener tu hogar seguro como para controlar el resto de producto domotizados que tengas en casa, ya que podrás programarlo para que solo se enciendan cuando se localice un movimiento en la zona. También permiten optimizar el consumo de agua, manteniendo el grifo abierto, exclusivamente, cuando tengas las manos debajo.

Lo bueno de los sensores que es que puedes programarlos para que realicen diversas tareas, con las que podrás ahorrar tiempo y energía.

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